Suceda lo que suceda...

Una de las emociones que más revuelo nos causan en el corazón, que más ansiosos nos ponen y que puede hacernos enloquecer es la incertidumbre. 

El no saber lo que va a ocurrir, si vamos a salir victoriosos, si vamos a lograr lo que queremos, si vamos a tener para comer mañana, si vamos a pasar el examen o si nos van a decir que sí, son ejemplos de momentos donde la incertidumbre está presente y se nos acelera el corazón, salivamos, tragamos la saliva, se nos bloquea la garganta y aunque queremos gritar la energía se queda adentro, contenida. 

Es parte de nuestra experiencia como seres humanos, pero habitualmente no lo vemos así... 

Buscamos tener seguridad, control sobre las cosas... pero ¿qué es la seguridad? ¿en verdad poner una reja te hace estar más seguro? ¿instalar un control de circuito cerrado hace que tu casa sea impenetrable? ¿Tener a un guardaespaldas te da seguridad? ¿de qué? ¿qué es seguro en esta vida? 

Pasamos la vida buscando estar seguros, estar en equilibrio sería un sinónimo de que todos este bajo control... estar en equilibrio es decir cómodo en lo conocido. Puede ser un tema agobiante para muchos, así que sólo te diré que lo verdaderamente seguro es que estás leyendo esto en este momento, que estás en el lugar que estás, que respiras y que sientes, es seguro que tienes la posibilidad de seguir leyendo o de cambiar de página, es seguro que sobre lo que estas, sentado o parado, te soporta en este momento. 

Todo lo demás no creo que sea seguro, pero suceda lo que suceda es parte de tu propia experiencia. Vívela, siéntela con todos tus sentidos, ámala... Deja que sea... Porque eso que sientes instante a instante, eso sí es seguro. Con lo demás, todo puede pasar. 

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