Your way...
Tengo 33 años. Estoy cansada de echarles a mis padres la culpa de ser como soy... que si nunca me enseñaron a comer sanamente, que si no me enseñaron a hacer ejercicio, que si no me demostraban tanto que me querían, que si fueron muy duros... Durante todos estos años he resistido muchos cambios, hay muchas cosas en las que me he resistido a transformarme, pero una particularmente me resultaba incómoda, inentendible, absurda y de demasiado sacrificio. Digo una aunque en realidad engloba 3: el ejercicio.
Había intentado de una y de mil maneras acercarme a él, me inscribí a unos 5 gimnasios en mi vida, donaciones que hice voluntariamente, ja, porque si iba una o dos veces era mucho. Argumentaba que las pesas es my aburrido, que las clases que horror con tanta gente, que el profesor de spinning era muy cabrón, o que hacía mucho frío ese día y no quería salir.
Intentaba acercarme por el baile, ¡zumba, perfecto!... no, que oso, mi coordinación está fatal... bueno voy a correr un poco... pufff... demasiado cansado, me agoto... ok, nademos en el mar... pfff... está muy frío y hay sargazo...
Siempre, siempre tenía un pretexto para que mi cuerpo se quedara quietesito... Cuando mi esposo me decía "haz abdominales" yo contaba 20 y sentía que ya había hecho demasiado, no más, hasta dentro de 30 días...
No sé porqué, quizá por que entré a los 33, porque me di cuenta a fin de año que había empezado a crear con pequeñas acciones algo grande en otro aspecto de mi vida o porque ya era mí momento (siempre pensaba que si yo entraba al mundo fitness me iba a obsersionar con ello), pero a principios de este año dije a manera de propósito "gracias porque este año aprendí a hacer del ejercicio un estilo de vida".
Comienzo mi tercer mes en el gimnasio ¡¡¡¡¡tiempo record!!!!! Nunca lo habría imaginado. Empecé a ir el 4 de enero y para el 21 entré en un programa, Bikini Project, de Alejandra Flamarique... Mi intención no era ponerme un bikini, jajaja ese ya me lo pongo felizmente, pero su programa ofrecía dieta personalizada y rutinas específicas, ejercicios puntuales para casa y para gimnasio, eso me atrajo, así que decidí hacerlo y entonces descubrí el punto numero 2 que engloba el ejercicio: La alimentación.
Si algo me costaba trabajo era justo dejar de comer los tacos, las tortas, las gorditas, los tamales, los churros, las tostadas, los pambazos, y todas esas cosas ricas que tenemos como antojitos, siempre pensé que las harinas era algo que nunca dejaría, jamás, mi pan se iría conmigo hasta la muerte...
Voy por la séptima semana de plan alimenticio y no ha sido nada, nada fácil, pero ha sido verdaderamente incríble hacerlo, tomar conciencia de lo que significa comer hasta saciarme a hacer 4 o 5 comidas con todo lo necesario, pasar de comer tortillas hasta cansarme a comer dos en el día, de cero verdura y antojos al por mayor a ¿qué verduras quiero comer esta semna y cómo quiero hacerlas? y, la joya de la corona, cero alcohol...
Esa era una de las cosas que siempre me parecían horrendas, tener que limitarte en la comida, no poder tomar lo que quisieras o comerte agusto unos tacos... pero no, no, no, no, creanme, no, no es eso. He disfrutado mis comidas horrores, me ha costado muchísimo hacerme el hábito de tenerlo programado, comprar los insumos, preparar la comida y llevarmela a trabajar o a donde vaya... pero cuando como es delicioso... casi todo, jajaja los hotcakes de avena no me encantan pero porque de por sí no como muchos hotcakes jajajaja.
No es un sacrificio, es tomar conciencia de lo que le doy a mi cuerpo, de cómo lo alimento, de mirar el yogurt que compro, el pan que como, el jamón que le pongo al sandwich, el número de tortillas, de empezar a entender que mi cuerpo requiere proteínas y también carbohidratos, que puedo educarlo y que no sea el niño chiquito que ahora llora porque quiere unos churrumais con limonsito. Ufff... vaya que ha sido todo un reto de transformación.
Entonces pasé de nada de ejercicio a una hora diaria (de entrenamiento funcional o GAP o alguna clase intensísima con una entrenadora increíble que luego les cuento), pasé de comer lo que sea que a mi cuerpo se le antojara en el momento que se le antojara hasta saciarme a llevar una dieta establecida, cuatro comidas al día, insumos específicos. Y llegó el tercer componente mágico... el sueño.
La vida en la playa me ha hecho un poco más perezosa, así que estaba durmiendo muchísimo pero al mismo tiempo sintiéndome medio productiva, de pronto veía gente con una pila inagotable y decía "¿cómo carajos le hacen? ¡y con este calor!". A mí mi cuerpo me pedía dormir mucho. Y comencé también un programa relacionado con el sueño, más bien, con los sueños... Me di cuenta de que a veces mi cuerpo ya estaba listo para empezar el día pero mi pereza no, y entonces prefería quedarme otro ratito en la cama. Comencé el Laboratorio Onírico y empecé a darme cuenta de que además mis sueños eran una comunicación clarísima de mi inconsciente... sí, sí, ya sé que eso todos lo sabemos, pero siempre pensamos que interpretar nuestros sueños es entrar a un diccionario de seños y ponerle soñé con un pato, qué significa soñar con un pato.... y no, no, no, no, no señores, no, créanme, no... Significan mucho más que eso y significan también algo distinto para cada uno.
Ha sido, en conclusión, un par de meses de profundos procesos de transformación, de creación de hábitos, de darme cuenta que yo pretendía tabajar con 20 abdominales los 693 músculos de mi cuerpo, ¡¡¡¡¡¡693!!!!! ahora he sentido músculos que nunca había sentido antes. Pretendía tomar coca sin azucar y sólo un taquito sin mirar el proceso que hace mi cuerpo con sólo eso todo el día. Pretendía que mis células descansaran con un exceso de tiempo para ello...
¿Por qué te cuento todo esto? Porque todo, absolutamente todo lo que quieres requiere de ti, de tu acción, de tu hábito, de tu constancia, de tu entrega, de tu pasión... no, las cirugías no van a hacer el trabajo por ti, tampoco las cremas, ni los recordatorios, ni una estrella en el cielo va a bajar a concederte tu sueño. Pero lo más más más importante... no es el fin, es el camino, tú camino. Es el camino el que te enseña, el que te habla, es el viaje que decides emprender el que crea verdaderamente la transformación en ti. Es el camino lo que te lleva al fin.
Dicho esto, me encantaría ser tu acompañante en el camino, en el viaje hacia donde tú quieres ir, hacia la relación contigo mismo, la relación con tu familia, con tu pareja, con tus amigos, con tus mascotas, con tus plantas, con tu espacio, con todo lo que tú estas conectado. Llegar al fin siempre, siempre, siempre va a depender de ti, pero tener quien te acompañe en el camino te ayuda a aguantar esos 5 segundos más con la pesa arriba, a pedir tu comida y decirle "sin grasa por favor", a escuchar tu cuerpo cuando el inconsciente se comunica y cuando te dice "estoy listo para empezar de nuevo".
No es el fin, es el camino, tú camino...
PD. Mi ego les querría poner una foto de mí en el gimnasio, para que vean que sí voy, jajaja, pero la verdad no se trata de demostrar, ni de cómo me vea ahora, sino de cómo me siento y me siento increíble, aunque la foto es de un día que no me sentía taaaan bien jajajaja!
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