Cuando alguien se va...
Cuando el significado de las cosas trasciende,
vemos dos versiones de nosotros:
una en primer plano y la otra en segundo... a la distancia.
by: @mimoraldo
La última vez, lo leí y sentía el corazón apretado, mi respiración se empezó a hacer más profunda y pasaba saliva como si quisiera pasar el trago amargo lo antes posible. Mi ceño se frunció, mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas y sentía una revolución de emociones y pensamientos.
Suspiré, y no podía quitarme de la mente la imagen de mi tía... su sonrisa, su carisma, alcanzaba a escuchar el sonido de sus carcajadas, la recordaba con tanta claridad en esa fiesta en la que bailaba abrazada de su bebé. La última vez que la ví fue por llamada de video de whats app y la llevé a ver el mar, el atardecer. Sabía que ella ya no alcanzaría a venir a verlo en persona. Me dijo que vivía en el paraíso y es cierto.
El cáncer la consumió en pocos meses. Fue un proceso doloso para la familia, más aún para sus hijos. Pero al momento de escuchar la frase "ya falleció tu tía Mary" no pude evitar tener cientos de emociones revolucionando dentro de mí, como la gente que cruza por la quinta avenida en temporada alta a punto de ser año nuevo, corriendo a toda velocidad de un lado a otro.
Me sentí triste por pensar que ya no volvería a verla en el plano físico. Me sentí alegre porque dejó de sufrir. Me sentí vulnerable porque me llevo a mirar mi propia fragilidad como ser humano. Me sentí consternada porque sabía que para la familia sería un golpe duro, en especial para mi abuelita y para sus hijos. Me sentí en paz porque la traigo a mi mente cada vez que veo el mar y sé que ella, desde donde está, lo contempla conmigo.
Cuando alguien se va no hay manera de estar mal o bien con lo que sentimos, la vida es sólo eso, ese instante en el que podemos vivir y sentir lo que sea que se presente ante nosotros. Y no, la gente no se va de nuestra vida, sólo sigue su camino hacia una nueva misión. Dice Jodorowsky, y no pude leerlo en mejor momento, no se van sólo volvieron a ser lo que en verdad eran.
Gracias Tía Mary, por alegrarnos la vida, por compartirnos tus carcajadas, tu humildad, tu carácter decidido, gracias por ser parte de esta hermosa familia. Recibo con amor todas las lecciones que tu partida me deja y te llevo en mi corazón, siempre.
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