El viaje de tu vida

Día 2. Año 2018. Estar en casa se siente taaaan bien. Por la mañana, mientras el sol salía, miramos el mar. No, miramos la inmensidad del mar. No había olas, sólo había una luz justo a la mitad del horizonte, un círculo en llamas que parecía empezar a flotar sobre el mar, el agua en calma, transparente, azulina, la arena fría, la música perfecta. Momentos donde lo que existe es lo que es. No hay voces, ni cuentos, ni reclamos, ni juicios... sólo el amanecer y el cuerpo bailando al ritmo de la música. 

Me gusta cuando vuelvo a casa porque es la oportunidad perfecta para bajar todas las ideas del viaje hecho, las estrategias que fallaron, las sorpresas que encontramos en el camino al dejar simplemente que el viaje fuera, los pensamientos que surgieron tras conocer diferentes culturas y diferentes personas. 

Aunque planee y programe mis viajes con horarios específicos y puntos específicos, la vida no puede ser controlada. Eventualmente las cosas no salen como yo quisiera, no son lo que parecían y, eventualmente, también puedo cambiar de opinión sobre el destino o sobre los lugares que quiero visitar. Lo importante del viaje no es tanto el destino, sino saber disfrutar lo que sea que en el destino se presente. Saber apreciarlo y agradecerlo. 

Este es el viaje de mi vida. El viaje de tu vida. Mira el destino, pero sobre todo mira lo que hay ahí para agradecer, para ser apreciado. Puedes simplemente sentarte y mirar, escuchar... a veces lo que hay que "hacer" es sólo eso... Dejar que la vida sea...





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